Pastoral Universitaria

La aventura comienza.

Primer Encuentro de Universitarios

Ellos son el grano de mostaza que pronto se convertirán en un árbol frondoso.

Promoviendo la Pastoral Universitaria

El encuentro en San Pedro La Laguna fue una buena experiencia.

Análisis y diálogo

El diálogo y el análisis es importante en el conocimiento, transmisión y defensa de la fe.

¡Vamos a Río!

Nuestra Iglesia es joven. Lo demuestran los millones de jovenes que estarán junto al Papa en Río de Janeiro.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Devocionario

Anunciar a Dios, es enseñar a rezar. “No se puede dar a conocer a Dios únicamente con palabras. Anunciar a Dios, es introducir en la relación con Dios: es enseñar a orar. La oración es fe en acto. Y sólo en la experiencia de la vida con Dios, se manifiesta también la evidencia de su existencia”. (S.S. Benedicto XVI)

Es una práctica muy buena el tener diversos momentos de oración a lo largo del día. Aquí tienes algunas oraciones que te pueden ayudar a empezar y a consagrar tu día a Dios, ofreciéndole todo aquello que vayas a realizar:

Oración de la mañana:

Dios mío, ¡yo creo que estás aquí presente! Te adoro y te amo con todo mi corazón; te doy infinitas gracias por haberme creado, redimido, hecho nacer en la Iglesia Católica, haberme conservado en esta noche y preservado de una muerte repentina. Te ofrezco todos mis pensamientos, palabras y obras, de este día, para mayor gloria tuya, en acción de gracias por todos los beneficios que de ti he recibido, y en satisfacción de mis pecados. Ayúdame a obrar por amor a Ti y por amor a mi prójimo. No permitas que te ofenda y dame fuerza para huir de las ocasiones de pecar. Amén.

Oración a la Santísima Virgen María:

Dulce Madre, no te alejes, tu vista de mi no apartes, ven conmigo a todas partes y solo (sola) nunca me dejes: y ya que me proteges tanto, como verdadera madre, haz que me bendigan el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.




Lester Puac.

lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Por qué soy Católico?

1.- Porque Jesús dijo que fundaría su Iglesia sobre Pedro (Mt 19,18)
2.- Porque el Papa, los Obispos y sacerdotes, continúan con la misión de los Apóstoles (Cfr. Mc 3,13-19).
3.- Porque Jesús nos dejó una Madre (Cfr. Jn 19,26-27)
4.- Y nos dejó su Cuerpo y su Sangre en la Eucaristía (Cfr. 1 Co 11, 13 ss.)
5.- Y porque...

viernes, 23 de septiembre de 2011

Qué es y qué no es la moral

Lo que es la moral:
La moral no se reduce a opiniones, sistemas de normas, buenas intenciones o equilibrios de la convivencia. Tiene poco que ver con ello, más bien, la moral no es eso. Una definición sencilla de moral es el arte de vivir, así como la pintura, la escultura, etc. que es un conjunto de conocimientos teóricos y técnicos, experiencias y destrezas necesarias para cualquier arte.  Por ejemplo: para tocar un piano se requiere de los cuatro elementos mencionados para llegar a ser un gran artista, un maestro de música profesional…La moral no es el arte de tocar piano, sino el arte de vivir bien, lo que es propio del hombre, arte vivir como le corresponde a un ser humano. Para ello el hombre necesita ser educado, a fin de que pueda vivir como corresponde al hombre. Por tanto, la moral es el arte de usar bien y educar la libertad, ello nos remite a adquirir buenas costumbres: conocerlas y practicarlas.

Lo que no es la moral:
Todos hablan de moral: ya sea en la familia, en el trabajo, con los amigos, en la universidad… y donde todos tienen que decir algo. A primera vista parece que en la moral es todo opinable y que en esta vida no hay nada seguro, porque todo es discutible, cada quien con su gusto, su interés, su preferencia: es decir todo es subjetivo y relativo. Para otros, la moral cristiana, que algunos le llaman moral tradicional, ha sido superada por una moral actual, en nuestro tiempo, y por ello hay que darle un nuevo sentido o liberarse de esa moral porque tiene una mentalidad estrecha y cerrada, y optar entonces por una moral abierta y libre. Por ende, la moral que queda es la buena intención de cada persona: “si tienes buena intención es suficiente”, es decir, cada uno es libre de pensar y hacer lo que quiera, siempre y cuando no moleste al vecino.

Esta moral relativista ha sido denunciada por el papa Benedicto XVI porque no corresponde a la dignidad de la persona humana.  
Diego Mendoza D.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La persona no es sólo cuerpo

Actualmente muchos creen que la persona es sólo cuerpo, pero no es así. La persona es cuerpo y alma. Urge creer que la persona tiene alma. La existencia del alma humana es dudable por algunos intelectuales, que con visiones cerradas por el relativismo exagerado no aceptan tal existencia.  Sin embargo, mediante un estudio  profundo se demuestra lo contrario. Tal es el caso del tratado del alma humana, que parte desde la estructura misma de la persona, formada por cuerpo y alma.Importa mucho saber qué es el alma, qué facultades posee, qué relación tiene con el cuerpo, por qué el alma es espiritual, etc. Desde otra perspectiva se puede preguntar: ¿quién da el alma y cuando comienza la persona a tener alma?

De manera genérica, el alma es el principio de vida de los seres vivos, invisible, inmaterial, etc. Es el que mueve al cuerpo material. El alma es el soporte del cuerpo vivo. Los seres vivos: las plantas, los animales y el hombre mismo, están sostenidos por un alma adecuada para cada uno de ellos. En efecto, un cuerpo sin alma no es un cuerpo vivo sino inanimado y sin alma no hay cuerpo alguno que viva.

El alma de la persona humana es el principio vital del cuerpo; es espiritual, inmortal, invisible... El alma humana es espiritual, y esto lo demuestran las acciones que realiza, por ejemplo: reflexionar sobre un tema, entender alguna idea, etc., las cuales, son todas, operaciones espirituales. Las facultades del alma de la persona son: inteligencia y voluntad. La inteligencia sirve para conocer, y está inclinada a buscar siempre la verdad. La voluntad tiene la capacidad de querer, y busca la bondad. Algo muy interesante: todo lo que le pasa al alma afecta al cuerpo y viceversa, porque siempre están juntas en la persona viva. Cuando el alma se separa del cuerpo, éste se convierte en cadáver.

El alma humana se diferencia de otras almas, como la de la planta y la del animal. El alma de la planta y del animal es invisible, inmaterial, pero mortal; por ser mortal no es espiritual. Mientras tanto, el alma de la persona es también invisible, inmaterial pero es inmortal, por ser inmortal es espiritual.

La visión cristiana, con su filosofía personalista, afirma que el alma espiritual de la persona humana es dada por un ser Trascendente, Personal y Espiritual que es Dios. Por ser un Dios personal y espiritual puede infundir el alma espiritual en la persona desde el momento mismo de la fecundación. En consecuencia, la persona necesita de Dios, busca a Dios que le ha dado el alma y tiende a Dios que es su Creador. Como dice san Agustín: “Mi alma esta inquieta hasta que descansa en ti, Señor”.

Antonio Manuel Tacaxoy.

lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Por qué confesarse?

Hoy en día hay algunos que niegan que lo que se realiza en el sacramento de la Confesión tenga efecto alguno. Sin embargo, si examinamos la realidad de la vida del hombre nos damos cuenta que sus pensamientos, palabras o acciones no siempre son tan buenas a como uno quisiera que fueran. Esto es fruto sobre todo de la debilidad, que por nuestra condición humana –herida por el Pecado  Original- todos tenemos, frecuentemente caemos en faltas contra Dios o contra el prójimo. Por experiencia nos damos cuenta que después de haber cometido alguna falta nuestra conciencia se haya intranquila y necesita de una paz que ninguna criatura es capaz de dar sino solo Dios. Es por ello que Jesús –Dios mismo-, instituyó hace más de dos mil años el Sacramento de la Penitencia a través del cual se nos perdonan nuestros pecados y somos reconciliados con Dios.
A veces hay muchos que piensan ¿para qué confesarme con un sacerdote si él también es un hombre igual que yo? Pero no hay que olvidar que Jesús quiso que fuera de esta manera y no de otra. En el Evangelio de San Juan en el capítulo 20 leemos que el día de la Resurrección, estando los apóstoles reunidos, Jesús presentándose en medio de ellos les dijo: “¡Paz a ustedes! Así como el Padre me ha enviado, así los envío yo a ustedes. Y soplando sobre ellos les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonen sus pecados les quedarán perdonados y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar” (Jn 20, 21-23). Con esto nos damos cuenta que Jesús les da el poder de perdonar los pecados a los apóstoles, quienes lo transmitieron a sus sucesores los obispos y a sus colaboradores, los sacerdotes; aquellos, a su vez lo transmitieron a otros, y es así como ha llegado hasta nuestros días la transmisión de este poder que poseen los ministros ordenados de la Iglesia: Obispos y sacerdotes. Por tanto se puede decir que cada vez que confesamos nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia no es con un hombre con quien nos confesamos, sino que es con el mismo Cristo, quien se sirve del sacerdote como instrumento por medio del cual Él nos perdona. Cristo es quien ha dado el poder al sacerdote para  perdonar pecados, y por tanto cuando el sacerdote absuelve, es Cristo quien nos perdona, por muchos y terribles que fuesen nuestros pecados Él nos perdona siempre, porque Él mismo nos dice en su Evangelio “No necesitan médicos los sanos, sino los enfermos” (Lc 5,32).
Es por esta razón que hoy nuevamente te invito a que reflexiones sobre cómo ha estado tu vida hasta ahora, examínate, pide mucha sabiduría a Dios para que te ayude a descubrir cómo le has ofendido, y procura confesarte pronto de esos pecados para que Él te perdone. Además, no busques la Confesión solo para tranquilizar tu conciencia, sino sobre todo para pedirle perdón a Dios y reconciliarte con Él. ¡¡Animo!! Acércate con fe y confianza al sacramento de la Penitencia, Dios te espera.

Santos Ramos

¿Confesar mis pecados a un hombre?

Hay muchas razones para hacerlo.  Aquí tienes algunas:

1.-Digamos que no se trata simplemente de un hombre; es Cristo quien nos escucha y nos perdona a través del sacerdote.

2.- Dios mismo dio el poder a sus Apóstoles para perdonar los pecados: "A quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados" (Jn 20,23). Y los Apóstoles lo transmitieron a sus sucesores -los Obispos- y colaboradores -los sacerdotes-.

3.- En la confesión reconoces con valentía y sinceridad tus pecados, te acusas de ellos -para mayor humildad personal- y tienes un signo claro de que eres perdonado, pues el sacerdote dice: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo".



viernes, 16 de septiembre de 2011

¿Que es un sacramento?

Un sacramento es un signo sensible y eficaz de la gracia instituido por Jesucristo y confiado a la Iglesia que nos comunica la gracia. Esto quiere decir que es algo visible (sensible), algo que se puede ver y tocar. Es también eficaz, es decir que realiza lo que significa, por ejemplo el agua del bautismo viene a significar la limpieza del alma, pero no solo lo significa sino también lo realiza en verdad, el alma de la criatura es lavada y convertida en un nuevo ser.

Estos sacramentos fueron instituidos directamente por Jesucristo y la Iglesia no puede cambiarlos y modificarlos en su esencia, solo puede hacerlo accidentalmente en cuanto a sus partes complementarias.

¿Porqué los sacramentos son siete?

Siguiendo las enseñanzas del Catecismo de la Iglesia Católica, podemos decir que “los siete sacramentos corresponden a todos las etapas y todos los momentos importantes de la vida del cristiano” (CEC 1210). Esto nos muestra que existe cierta semejanza entre las etapas de la vida natural y la vida espiritual (cf. Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q. 65, a.1, c).

Cada uno de estos sacramentos forma parte de un organismo en el que todos tienen un lugar vital. Cuando hablamos de sacramentos de iniciación decimos que gracias al bautismo nacemos a una vida nueva, esto tiene semejanza al nacimiento terrenal; con la confirmación nos fortalecemos, esto es el crecimiento en la vida natural; y con la Eucaristía nos vamos alimentando, analogía con el alimento terrenal.

Los sacramentos de curación, son aquellos que van fortaleciendo al cristiano a lo largo de su caminar terreno. Así como se necesita de médicos y de medicina para curar nuestras enfermedades terrenas, así mismo, en nuestra vida espiritual tenemos la asistencia de los sacramentos de la Penitencia y la Unción de los enfermos.

Junto a estos cinco sacramentos, están los llamados “al servicio de la comunidad” (Orden Sacerdotal y Matrimonio), llamados así porque son los que hacen mover el germen de la vida cristiana.

Nestor Cujcuy

miércoles, 14 de septiembre de 2011

¿Conoces a Cristo?

La pregunta  puede dar posibilidad para varias respuestas, según la perspectiva desde la que se considere el verbo “conocer”, pues bien podría pensarse en un conocimiento meramente intelectual,  en otro vivencial-sentimental, y en otro más cercano al conocimiento interior que procede de la experiencia fe.
El primero es el conocimiento que nos proporcionan los teólogos, los historiadores y, en general, los estudiosos; si se absolutiza, tiene el peligro de ser demasiado fría y racionalista, y no decirnos nada en nuestra vida.  El segundo, es el de aquellos que han oído hablar de Jesús y han aceptado -según dicen- como Señor y Salvador, aunque muchas veces no son capaces de dar razones de su fe, como nos pide el apóstol Pedro; ésta tiene el peligro de conducirnos a un fideísmo ajeno a toda racionabilidad. Finalmente, el tercero, es el conocimiento más bien interior, que procede de una experiencia profunda de fe, de trato personal con el Señor en la oración, fruto de una constante escucha y meditación de la Palabra de Dios. 
¿Tù, querido amigo, te identificas con alguna de estas formas de conocer a Jesucristo?
Al preguntarnos por cuál de estas tres es mejor o peor, diremos que si se logran integrar cada una de ellas podríamos llegar a un enriquecimiento que necesariamente nos conducirá a un conocimiento no solamente “intelectual” o “fideísta” del Señor, sino, ante todo, a una rica experiencia de Cristo Resucitado.
¿Qué te proponemos?
1.- Te exhortamos vivamente a que leas la Sagrada Escritura, especialmente los Evangelios (San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan); ellos son la mejor referencia que tenemos del Señor.  Esta es la exhortación que siempre nos han hecho los Santos: leer y meditar las escenas del Evangelio, metiéndonos como un personaje más. San Jerónimo dijo que “desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo”.
2.- También te invitamos a leer otras “vidas de Cristo”, o datos que encuentres en libros serios de historia. El conocimiento interior, desde la fe, sobre Cristo, no está peleado con los datos que nos pueda aportar la ciencia, la historia, y la Teología; al contrario, la enriquece y la potencia.
Anímate a conocer cada vez más y mejor al Dios hecho hombre que quiso morar entre nosotros para redimirnos y conducirnos al Padre. Recuerda que nadie ama lo que no conoce, y que el cristianismo no es un conjunto de ideas, sino una persona: Cristo.
Marvin Mundo

lunes, 12 de septiembre de 2011

VIDA, ¿DERECHO O DON?

Uno de los temas que  más debate suscita en la actualidad es el que concierne a la vida, la cual es vista y tomada por diversas opiniones que van desde quienes piensan que es algo propio, y por tanto objeto de decisión arbitraria, hasta quienes la ven como algo sagrado frente a la cual no podemos tomar todas las decisiones que se desearan porque escapa a nuestra limitación. El tema de la vida, y sobre todo el origen de la misma, así como las leyes que la rigen, son una inquietante de nuestro mundo. Somos testigos del gran avance de la ciencia, el ser humano ha llegado a niveles nunca antes explorados.  Ciertamente es un logro pero corre el peligro de convertirse en lo contrario cuando rebasa fronteras que no le competen.  La ciencia debe estar al servicio de la vida y no la vida estar al servicio de la ciencia y tomarla como instrumento para  experimentar.

La pregunta de fondo debe ser ¿qué es la vida? ¿De quién proviene la vida? ¿Es creación nuestra o la recibimos de otro? Si se responde con objetividad descubriremos que estamos ante algo que, si bien es humano porque es cosa de humanos, también es divino porque no viene de nosotros sino que se nos ha sido dado.

La certeza que nos da la fe nos hace afirmar que la vida es un Don de Dios que se debe acoger y respetar sabiendo que no nos pertenece pues no nos la hemos dado a sí mismos sino que es un regalo del Creador para usarla debidamente.  El objetivo de toda vida humana es la gloria de Dios y el bien del hombre mismo.  Por ello no se puede tomar como algo puramente propio y hacer con ella lo que se quiera.  Se debe amar y defender lo que lleva a oponerse a prácticas que la degraden y que hagan del hombre el dueño absoluto de la misma.

La vida es un Don, porque nos la han dado, pero también es un Derecho, que no significa manejarla a nuestro antojo ni exigirla ante Dios, sino respetarla, tanto la propia como la de los demás,  y hacerlo desde el momento mismo de la fecundación, pues ahí empieza este don y este derecho. Amemos la vida, defendámosla y respetémosla.
Cristóbal Guillén

lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Conoces a tu Iglesia?

¿Sabías que en el seno de la Iglesia se fundaron las Universidades? ¿No? Pues ahora ya lo sabes; y te desafiamos a que conozcas el regalo que ha significado la Iglesia para el mundo. Mira algo a continuación:

Universidad, casa donde se ha de buscar la Verdad

El papa Benedicto XVI, en su visita a los profesores jóvenes de las universidades españolas, expresó con energía que toda universidad “está llamada a ser siempre, la casa donde se busca la verdad propia de la persona humana”. Esta búsqueda debe estar libre de toda ideología cerrada al diálogo racional y también de toda lógica utilitarista, que va denigrando a la persona humana, considerándola cada vez más como simple máquina de trabajo.
Esta misión de la búsqueda sincera de la verdad, corresponde en primer lugar a los profesores, pues son ellos quienes tienen en sus manos las conciencias de sus alumnos a quienes irán formando. Ellos son quienes, ante todo, han de ver la formación de cara no solo a la capacitación meramente técnica sino que deben buscar y propiciar en los estudiantes un anhelo y una sed de buscar la verdad a través de una sana filosofía realista que sea coherente con la persona humana.
Nosotros, como estudiantes universitarios, también debemos exigir en nuestros centros de educación superior  una formación congruente a la verdad que se adecúa a la realidad. No debemos dejarnos llevar por filosofías relativistas que pretenden crear en cada persona su propia verdad y que terminan esclavizándola.

FE Y VIDA

En su primera visita a Guatemala, el Beato Juan Pablo II recordaba que no puede haber un divorcio entre fe y vida, que no podemos ser cristianos solo en la Iglesia y al salir de ella olvidarnos que somos creyentes. La fe no es solamente un cúmulo de normas y prescripciones, ni solo un asentimiento intelectual.  La fe es un modo de vida: lo que se cree se debe vivir sin ambigüedades ni complejos porque es el mejor testimonio que podemos dar. Sin embargo, ¿en qué o en quién creemos?

Creemos en Jesucristo, su Persona, su obra y sus enseñanzas. Esto es el objeto de nuestra fe, la que debe estar bien formada y para ello tenemos el deber de conocer la doctrina y estar, de este modo, “arraigados y edificados en Cristo” viviendo según las exigencias que  ésta conlleva.

Conocer para creer, y creer para vivir.  El modo de vida es la otra cara de la moneda. Si somos hombres y mujeres de fe, nuestro actuar será congruente con ella y viviremos alegres, sin coacción alguna, pues nos anima la libertad de los hijos de Dios.  La fe va de la mano con la razón, no se contrapone a ella ni la ciega, sino que la eleva hasta el conocimiento de la verdad última.  Como jóvenes universitarios debemos dar testimonio de nuestra fe cristiana en las aulas de nuestras universidades sabiendo que somos llamados a ser luz del mundo y sal de la tierra.

Fe y vida: desde este espacio pretendemos ayudarte para que conozcas tu fe y te animes a vivir comprometido con ella.

viernes, 2 de septiembre de 2011

¿Misa los domingos?

¿Por qué ir a misa los domingos?
¿Razones? Aquí tienes algunas...


Otras razones son, por ejemplo:
    1.- Porque es el Día del Señor.
    2.- Es el día en que Cristo resucitó y dio el Espíritu Santo.
    3.- Porque hemos de santificarlo mediante el descanso, la convivencia con la familia, las obras de caridad y el culto divino, especialmente mediante la Santa Misa.

Anímate,vive cada domingo la alegría de recibir al Señor en la Eucaristía.